La profesora Karine Ribeiro es una apasionada de su profesión, pero antes de ser una excelente profesional, es una gran persona. Mostró a sus alumnos cómo las personas honorables protegen a los animales. Antes de ahuyentar a un perro callejero que había entrado en el aula, buscó al dueño. Y al no encontrarlo, enseñó sosteniendo al can en sus brazos.
El reporte fue compartido en un grupo de Facebook el pasado martes 23. Los internautas se identificaron y contaron historias similares que vivieron durante sus años escolares. Algunos para reír y otros para emocionarse.
Karine es de Rondonópolis, Mato Grosso, y recientemente se mudó a Cruz Alta, Rio Grande do Sul, Brasil. La maestra enseña inglés en cuatro escuelas públicas de la ciudad y, en una de ellas, la invadió el simpático perrito.
En una entrevista Karine dijo que estaba entrando a el salón para intercambiar períodos con otro profesor. Fue entonces cuando entró el can de pelaje negro.
La maestra empezó la clase. Mientras explicaba, preguntó a los alumnos si la mascota era de alguien de la clase, pero respondieron que no.
Sin pensárselo dos veces caminó hacia la perrita, “los alumnos pensaron que la iba a echar del salón, como suele ser habitual”, recuerda.
Pero, de hecho, la intención era otra. El maestro la tomó y enseñó la clase sosteniéndola en sus brazos. «Estaba muy tranquila en mis brazos».
Uno de los estudiantes pensó que la escena era genial y la fotografió. Posteriormente le envió las fotos a la maestra y Karine decidió compartirlos en las redes sociales con el siguiente pie de foto:
“La profesora brasileña enfrenta situaciones que ni siquiera Freud explica. Fui a dar clases hoy y tuve que dar una vuelta con un visitante que ingresó al salón.”.
La publicación se volvió viral y alcanzó más de 4200 reacciones y decenas de comentarios de internautas comentando que habían vivido algo similar en la escuela:
“Una vez que los profesores se volvieron locos y encerraron a los alumnos en el salón, dijeron que había un perro muy enojado en la escuela. Llamaron al profesor de biología para que lo sacara. De hecho, la mascota corría emocionada y con ganas de jugar”, compartió Lorrane Maia.
“En la escuela secundaria, estudié en una granja escuela, había varios perritos. La gente lo abandonó allí y la escuela se hizo cargo. Giraban y se movían entraban a los salones a ‘estudiar’ con nosotros”, dijo Vanessa Alves.
“Cuando era niño, tenía una ‘perrita callejera’ que siempre me seguía y me daba vergüenza porque quería entrar al salón conmigo. Yo tenía entre 7 y 8 años. Estaba avergonzado, ya sabes: hace 30 años. Estaba esperando que el conserje casi cerrara la puerta para entrar.”, informó Juliana Rubinho.
